Mi querida Soledad
Feliz martes, moradores de la galaxia, habitantes del universo.
Hoy, querida amiga, comparto contigo los recuerdos que ahogan mi alma y bañan mi vida en el llanto; hoy quiero confesarte aquello que me hace llorar, la tristeza que dibuja en mi alma una amarga oscuridad. Permíteme hablarte, deja que desahogue contigo aquello que me llena de pena y que me asfixia sin piedad.
Hoy, querida amiga, comparto contigo los recuerdos que ahogan mi alma y bañan mi vida en el llanto; hoy quiero confesarte aquello que me hace llorar, la tristeza que dibuja en mi alma una amarga oscuridad. Permíteme hablarte, deja que desahogue contigo aquello que me llena de pena y que me asfixia sin piedad.
Quiero confesarte que la amé, que por ella viví, que por ella sonreí y por su amor lloré; quiero confesarte que su corazón nunca lastimé, que su sonrisa nunca apagué ni su alegría robé. Con ella siempre fui un caballero, siempre atento y amable, siempre dispuesto a hacerla feliz.
Quiero confesarte, mi amada amiga, que como a nadie la amé, que como a ninguna quise, que mi corazón le entregué y fui siempre suyo.
Pero también quiero confesarte, querida amiga, que le fui infiel; que en otros brazos busqué el amor y la pasión que ella me daba; que a otra entregué el cariño que le prometí, las caricias que le ofrecí, los momentos que sólo con ella debí pasar.
Debo confesarte, a ti que me entiendes, tú que me escuchas y no me juzgas, que aunque la amé, también la traicioné, que perdí la luna por desear las estrellas, que perdí la vida con ella, y que ahora que ya no está, sólo ahora, sé cuánto la amaba. Es por ello que la lloro y contigo la recuerdo, mi querida soledad.
Fragmento del libro Del amor y otroscuentos
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